viernes, 18 de mayo de 2007

GLOSARIO

ORGANIZACIONES SOSTENIBLES: Las organizaciones son sistemas diseñados para lograr metas y objetivos por medio de los recursos humanos y de otro tipo. Están compuestas por subsistemas interrelacionados que cumplen funciones especializadas.
La organización es disponer y coordinar los recursos disponibles (materiales, humanos y financieros). Se organiza mediante normas o tablas que han sido dispuestas para estos propósitos. La organización como sistema social y como estructura de acción es el estructural funcionalismo, que está modelizado ya como la interpretación de un sistema total. Para que se desarrolle una teoría de la organización es preciso que primero establezca sus leyes o al menos principios teóricos y así seguir trabajando sobre ello. Un camino seria clasificar y mostrar diferentes formas de organizaciones que han sido más estudiadas o también elementos que componen la organización y que igualmente han sido ya muy tratados.
El término sostenible viene enlazado a “Desarrollo sostenible”. El concepto de desarrollo sostenible si bien procede de la preocupación por el medio ambiente, no responde a temas fundamentalmente ambientalistas, sino que trata de superar la visión del medio ambiente como un aspecto aparte de la actividad humana que hay que preservar. El medio ambiente está implicado con la actividad humana y la mejor manera de protegerlo es tenerlo en cuenta en todas las decisiones que se adopten.
El desarrollo sostenible tiene un vector ambiental, uno económico y uno social. El aspecto social no se introduce como una concesión o por mera justicia humana, sino por la evidencia de que el deterioro ambiental está tan asociado con la opulencia y los estilos de vida de los países desarrollados y las élites de los países en desarrollo como con la pobreza y la lucha por la supervivencia de humanidad marginada.
IDENTIDAD: Según el diccionario Anaya, este término responde a un “Conjunto de características culturales y sociales que son propias de una persona o de un grupo de personas”.
En http://www.geocities.com/centrotecnicas/id.html, encontramos un artículo que define este término:
“La búsqueda de identidad, su crisis y su pérdida constituyen un centro de preocupación e investigación actual. El individuo, el grupo, las sociedades tradicionales o industriales aspiran a coincidir nuevamente con su propio ser. El tema de la identidad afecta a todas las sociedades y a casi todas las disciplinas. La identidad es una necesidad básica del ser humano. Poder responder a la pregunta de quién soy yo? es tan necesario como el afecto o el alimentarnos.
Erich Fromm plantea que: "esta necesidad de un sentimiento de identidad es tan vital e imperativa, que el hombre no podría estar sano si no encontrara algún modo de satisfacerla". Según lo que él expone, la identidad es una necesidad afectiva ("sentimiento"), cognitiva ("conciencia de sí mismo y del vecino como personas diferentes") y activa (el ser humano tiene que "tomar decisiones" haciendo uso de su libertad y voluntad). La identidad es como el sello de la personalidad.
Se puede afirmar, entonces, que la identidad tiene que ver con nuestra historia de vida, que será influida por el concepto de mundo que manejamos y por el concepto de mundo que predomina en la época y lugar en que vivimos. Por lo tanto, hay en este concepto un cruce individuo-grupo-sociedad, por un lado, y de la historia personal con la historia social, por otro.
Los individuos, los grupos y las culturas tienen conflictos de identidad. Hay una identidad personal y varias identidades colectivas que debemos siempre de aunar en nuestro análisis. No hay un solo "nosotros", sino varios, no excluyentes, sino superpuestos en la unicidad de la persona. La identidad distingue nuestro colectivo de otros, así como la identidad individual distingue a nuestra individualidad de otras. La identidad colectiva es a la vez común y diferente, según el contexto. El nosotros, es móvil y contextual. Son muchas las identidades colectivas y algunas incluyen a otras.
En algunos contextos culturales se da mayor relevancia a algunos "nosotros" y la imagen de "ellos" implica prejuicios y segregación, lo que revela un conflicto de identidad en quienes han creado el "ellos". Lo que el "nosotros" no logra asimilar, lo proyecta hacia un "ellos" reprimido y negado en el interior del propio grupo. En palabras de Erikson, "ellos son los que padecen la diferencia fatal".
Toda identidad va cambiando y supone alteridad. Si el otro no confirma mi identidad, se transforma en una amenaza y es frecuente que se intente evitar el contacto con aquellos que nos amenazan, que ponen en riesgo mi identidad, mi autoimagen y mi autoestima.
Podemos definir a la identidad como el centro de gravedad de la personalidad. En términos simples las identificaciones son aquellas cosas rasgos de carácter que una persona toma de otra que en algún punto admira , idealiza, o en el peor de los casos teme.
El tema de consolidar nuestra identidad es entonces un trabajo que tiene una doble finalidad, por una lado encontrar un sentimiento interno de unidad, y por otro desde nuestras relaciones con el mundo el de singularizarnos, esto es diferenciarnos del otro, desde algún punto, no por algo la sociedad premia o destaca aquello que es creativo, aquello que se convierte en marca registrada”.

PODER: "Por poder se entiende cada oportunidad o posibilidad existente en una relación social que permite a un individuo cumplir su propia voluntad." Max Weber, Conceptos Básicos de Sociología
Las cinco bases del poder fueron propuestas por los psicólogos sociales John French y Bertram Raven, en un estudio de 1959. Desarrollaron un esquema de cinco categorías de poder que reflejarían las diferentes bases o recursos sobre las que se apoyan los detentores del poder.
Poder legítimo: el poder legitimado se refiere al poder de un individuo o grupo gracias a la posición relativa y obligaciones del detentor dentro de una organización o sociedad. El poder legitimado es una autoridad formal delegada.
Poder de referencia: el poder de referencia se refiere al poder o la habilidad de los individuos para persuadir o influir a otros. Está basado en el carisma y las habilidades interpersonales del detentor de poder. Aquí la persona sometida al poder se identifica con el portador de poder y trata de actuar como él.
Poder experto: el poder experto es el poder de un individuo que deriva de las habilidades o pericia de la persona y de las necesidades de la organización o sociedad por estas habilidades. Al contrario de las otras, este tipo de poder es usualmente fuertemente específico y limatado al área particular en el cual el experto está cualificado.
Poder de referencia: el poder de referencia depende de la capacidad del detentor de poder de otorgar recompensas materiales; se refiere a cómo el individuo puede dar a otros una recompensa de algún tipo como benificios, tiempo libre, regalos, promociones, incrementos de paga o de responsabilidad...
Poder de coacción: el poder de coacción se basa en la capacidad para imponer castigos por parte del poder. Se podría referir a la capacidad de eliminar o no dar recompensas. Es el deseo por recompensas con valor, o el miedo por que se las quiten, lo que asegura la obediencia de aquellos sometidos al poder. El poder de coacción tiende a ser el menos efectivos de todos las formas de poder, al formar resentimiento y resistencia.

SABER: Tener conocimiento o información de una cosa, tener capacidad o habilidad para hacer una cosa. El saber es un conjunto de datos sobre hechos, verdades o de información almacenada a través de la experiencia o del aprendizaje (a posteriori), o a través de introspección (a priori).

CIUDADANÍA: Un ciudadano es un miembro de una comunidad política. La condición de miembro de dicha comunidad se conoce como ciudadanía, y conlleva una serie de deberes y una serie de derechos, de los cuales los más importantes son los derechos de participación política, el principal de ellos el derecho al voto, que es la seña de identidad de las modernas democracias representativas predominantes en el mundo occidental.
El concepto de ciudadanía ha cambiado a lo largo de la historia, haciéndose cada vez más incluyente. En las democracias más antiguas, incluida la famosa democracia ateniense, sólo eran considerados ciudadanos los varones, y por tanto las mujeres tenían vedado todo tipo de participación en la vida política. A veces era también necesario disponer de un determinado nivel de renta económica para ser considerado ciudadano.
En las democracias modernas normalmente tienen la condición de ciudadanos todos los hombres y mujeres mayores de edad (siendo la mayoría de edad fijada generalmente en los 18 años), aunque en algunos lugares quienes han sido condenados por la justicia pierden dicha condición, como sucede en algunos estados de Estados Unidos.
En cuanto a su etimología, el término tiene su origen en ciudad, ya que originalmente esta era la unidad política más importante. Con el tiempo la unidad política pasó a ser el Estado, y hoy en día al referirnos a ciudadanos suele ser respecto de un determinado Estado (por ejemplo, ciudadanos españoles, o ciudadanos belgas).

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